Bailando con lobos un peliculón con Oscar

La película de Kevin Costner Bailando con lobos obtuvo la noche del lunes en Los Angeles (madrugada de ayer en España) siete de los doce Oscar a los que estaba nominada, con'irtiéndose en la gran vecendora de la 63 edición de los premios cinematográficos de la Academia de las Artes y Ciencias de Hollywood.

El filme, cuyo éxito ha respondido a las predicciones de casi todos los críticos, se llevó el galardón a la mejor película del año, al mejor director -el propio Costner, que dirigía por primera vez, al mejor guión adaptado -Michael Blake- y a la mejor cinematografía, entre otros. Este «western» poco convencional y extraordinariamente comercial -«hace sentir bien a todo el mundo», como dicen muchosderrotó fundamentalmente a dos películas sobre la mafia, El Padrino 111 y Uno de los nuestros, construidas bajo la prestigiosa dirección de dos grandes cineastas, Prancis Ford Coppola y el italoamericano Martin Scorsese. Costner, tan nervioso sobre el escenario del Shrine Auditorium que apenas podía hablar, dijo que «todo el mundo sabe que una película no la hace uno solo, y yo acepto este premio en nombre de mis amigos, gente que ha influido en mi vida y esta película...».

El actor británico Jeremy Irons ganó su primera estatuilla por su magistral interpretación de Claus Von Bülow, el conde que fue acusado de intentar asesinar a su esposa, la rica Martha Crawford, en El misterio Von Bülow. En una de las pocas sorpresas de la noche, Irons batió a Costner, a Richard Harris (The Field), al actor más atacado en Estados Unidos, Gerard Depardieu (Cyrano de Bergerac) y al favorito de muchos, Roben de Niro (Despertares). La victoria de Kathy Bates (Misery) en el apartado de mejor actriz sorprendió a pocos debido, en parte, a la aparente debilidad de sus oponentes. La única oposición real de Bates llegaba por parte de Joanne Woodward, la mujer de Paul Newman, protagonista de Esperando a Mr. Bridge.

Los 4.940 miembros de la Academia de Hollywood parecieron hacer concesiones a la comercialidad menos exigente al premiar repetidamente uno de los filmes que más dinero ingresó el pasado año, Ghost. La película protagonizada por Demi Moore no fue considerada, sin embargo, la mejor del año. Whoopi Goldberg, efusiva y desenfadada, como casi siempre, al recoger la estatuilla, obtuvo el premio a la mejor actriz secundaria, imponiéndose a Mary McDonnell, que llevaba quizá la nominación más débil de Bailando con lobos, al buen trabajo de Lorraine Bracco en Uno de los nuestros y a Diane Ladd en la película de David Lynch Corazón Salvaje.

El otro premio de Ghost fue el de mejor guión original, categoría en la que la Academia «se olvidó» de Woody Allen, nominado por Alice, e ignoró por completo a Peter Weir, responsable del filme Matrimonio de conveniencia. A Scorsese, un perdedor eterno en los Oscar -Rocky dio al traste con su magnífico Taxi Driver de 1976 y Toro salvaje tuvo que ceder ante Gente corriente cuatro años más tarde, se le volvió a escapar la estatuilla al mejor director y a la mejor película.

Su único consuelo es que Joe Pesci, de Uno de los nuestros, obtuvo el premio al mejor actor secundario al superar a su máximo contendiente según muchas predicciones, la interpretación del joven y experto Andy García en la película El Padrino III En una de las partes más emocionantes de la noche, un envejecido Gregory Peck entregó a la actriz italiana Sofía Loren, a la que llamó «uno de los tesoros del cine mundial», un Oscar en honor a toda su espléndida y fructífera carrera. Sofía Loren, visiblemente emocionada, dijo que se acordaba de «mi primer Oscar... hace treinta años», al tiempo que se refirió a «los tres hombres que hay en mi vida: mi marido Carlo Ponti, sin el cual no sería la mujer que ahora soy, y mis dos hijos, Carlo junior y Eduardo».

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