Niños en la edad de llorar

La paternidad viene a ser como un maratón, una carrera de fondo, algo para que lo que hace falta prepararse física y mentalmente. La noche en blanco es probablemente una de las más duras pruebas a las que puede ser sometido un ser humano. No una aislada, no, sino una detrás de otra. Durante un mes. O un año. Nuestra prueba será de una semana, queremos comprobar su reacción en situaciones de alto estrés y de intenso desgaste físico y emocional.

Si se tienen hijos en edad de llorar, que se ocupe el padre de ellos íntegramente durante una semana.


Si aún no se tienen, la experiencia puede simularse poniendo el despertador cada dos horas y dedicándose cada vez que suene, por ejemplo, a cambiar las sábanas de la cama (incluidos los almohadones, a ser posible con una funda más estrecha que la almohada y de un solo orificio) o a fregar el pasillo. En alguno de esos despertares, quizá a las tres de la mañana, que permanezca media hora, sosteniendo en brazos un bulto de unos cinco kilos (puede servir la caja de detergente), sin que se le caiga al suelo en ninguna cabezada. Por la mañana, y aquí viene la verdadera prueba, ha de ser capaz de sonreír, preparar el desayuno, saber cómo se llama y recordar dónde trabaja, sin rencores y sin mentar a la madre de nadie.

El tema escolar

Un interesante indicador de cómo están evolucionando las cosas en los hogares españoles es la creciente presencia de padres a las puertas de los colegios, sobre todo en las entregas matutinas. En las recogidas siguen siendo mayoritarias las madres. Y aún más en las reuniones con los maestros. Vayamos al grano:

¿Cuántas veces ha pisado el colegio en el último trimestre?

¿Es capaz de nombrar a todos los maestros/as de sus criaturas? ¿Y la asignatura que les dan? También sigue siendo competencia mayoritariamente maternal el seguimiento de los deberes y el repaso para los exámenes. ¿Sabe qué tema está estudiando el niño en, por ejemplo, Conocimiento del medio?

El complejo mundo del juguete

Nuestro padre ideal es un tipo cercano, de los que se tiran al suelo con sus hijos. Pero tendrá que saber primero a qué juegan, porque los coches y las muñecas conviven con otras criaturas en los cuartos de nuestros pequeños. Y por ahí va nuestra pregunta.

¿Sabe distinguir un invizimal de un gormiti?

¿Un bakugan de un pokemon?

Seguro que tenéis invertidos unos cuantos euros en estos bicharracos, así que más le vale que aprenda a reconocerlos. El mundo de las niñas también tiene su complejidad, no te creas: ¿reconoce a las princesas de Disney? No vale solo con la Cenicienta o Blancanieves. Y entrando en pormenores: ¿diferencia a una Moxie de una Monster y una Bratzillaz?, ¿sabe qué muñeca falta en su colección de Lalaloopsy?

Complicidad

Si vuestro hijo ya ha crecido aún tiene que seguir ejerciendo de padre cercano y cómplice, no vaya a creerse que ya ha terminado el trabajo, esto acaba de empezar.

Es más importante que nunca mantener una buena relación, compartiendo con él momentos de ocio.

¿Sabría regalarle por su cumpleaños entradas para el concierto de su grupo de música favorito? ¿Y qué zapatillas tiene que llevar al evento?

Organización espacial

Convertirse en padre de familia implica un verdadero cambio de mentalidad y la adquisición de nuevas destrezas, como la capacidad para cargar y colocar bultos, por ejemplo, en el maletero de un coche.

Dale cinco minutos paraacomodar un cochecito, una hamaca de bebé, tres maletas, dos bolsas de viaje, la nevera para ir a la playa, una cuna de viaje y un oso de peluche.

Si ha logrado encajarlo todo, no cantes victoria, porque en el último momento le toca hacer un hueco para las cosas que se nos habían olvidado: la sombrilla de playa, el triciclo y una bolsa con cubos y palas. Todo esto sin enfadarse ni perder la alegría y el buen humor, tan necesarios para la armonía familiar.

Alimentación

Nuestro padre ideal no solo conoce cuál es la comida favorita de su hijo, sino que, además, sabe prepararla. A los fogones.

Nervios templados

Como ya hemos comentado, la paternidad es una aventura, en la que más vale mantener la calma en todo momento.

Una buena manera de comprobar cómo anda de autocontroles probar a conducir 500 kilómetros, quizá podamos dejarlo en 200, con tres criaturas berreando en el asiento trasero.

Y pidiendo galletas y preguntando cuándo llegamos nada más salir del garaje de casa. Da gracias de que ahora van atadas, recuerda que en la época de nuestros padres -sí, ya sabemos que las comparaciones son odiosas, pero lo decimos solo para que te consueles- iban sueltas dando saltos.

Salud

No te asustes, no vamos a pedirle que nos recite el calendario de vacunación, porque además varía, peculiaridades de este país, de una comunidad autónoma a otra.

Pero sí le preguntaremos si tiene el pediatra por la mañana o por la tarde, y en qué centro de salud.

Y si ha respondido bien, no cantes victoria: ¿cuántos empastes lleva ya su niño?

Vestimenta

Tienes razón, hay pijamas infantiles tan enrevesados que parecen diseñados para sacar lo peor del ser humano, no lo vamos a discutir.

¿Sabe poner un body?

No sirve hacerlo al revés.

¿Y unos leotardos?

La ropa para ir al colegio conviene prepararla el día anterior. ¿Sabe cuándo deben vestir sus hijos con chándal? ¿Y sería capaz de superar la prueba del colacao? Faltan tres minutos para salir corriendo a la escuela y su retoño se tira encima una taza entera de chocolate; tiene dos minutos para cambiarle de pies a cabeza.

Conocimientos de zoología

Fundamentales para desempeñar con éxito la crianza.

No vamos a preguntarle a qué familia pertenece el murciélago, pero sí le pedimos que conozca el ruido que emiten los principales animales.

Y, lo más importante, que sea capaz de reproducirlos. No basta con los domésticos habituales, no, es necesario saber al menos una docena de fieras salvajes. Y ser capaz de enumerar un mínimo de cinco tipos de dinosaurio.  

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