Merle Oberon sublime en Cumbres Borrascosas

Tras los besos de ficción, elemento imprescindible en el cine, se esconden historias reales que en ocasiones llegan a ser cómicas e incluso dramáticas. A continuación se recogen algunos ejemplos: «Pero bueno, zorrilla aficionada, ¿qué es un escupitajo entre actores? ¿Cómo te atreves a hablarme así?», le dijo Laurence Olivier a Merle Oberon, quien se quejaba de que los besos que le dio en Cumbres borrascosas eran un tanto húmedos. 

«Yo hacía el amor con los pies. Era la mejor forma de 'escaquearme' de escenas de amor sensibleras», declaró en cierta ocasión Fred Astaire, que no besó a Ginger Rogers hasta su octava película juntos. «Bueno, vale. Pero tendrán ustedes que hablar con mi representante». 

Ginger Rogers, al acceder a ser besada en la citada película. «Le puedo asegurar que Christopher Reeve no es homosexual porque cuando nos besamos en Deathtramp no cerró los ojos», según reveló Michael Caine. «Fue como besar a Hitler», dijo Toni Curtis refiriéndose a su escena con la actriz Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco. «Cerraba los ojos y cuando los volvía a abrir me encontraba frente a una nueva protagonista», declaró Robert Mitchum, refiriéndose a la producción en serie de besos para el cine. «¿Besándola yo? iLe estaba susurrando en la boca!», se defendió Groucho Marx, cuando su esposa lo sorprendió besando a una corista. 

«Estaba en el camerino del estudio al final de la jornada. Bogie entró a darme las buenas noches mientras yo me peinaba. Estaba de pie detrás de mí. Bromeábamos como de costumbre y, de pronto, se inclinó hacia mí, me puso la mano bajo la barbilla y me besó», cuenta Bacall, refiriéndose al primer beso de Bogart en Tener y no tener.

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